Tallas demasiado pequeñas.
Compramos una M de un disfraz de mujer que en realidad equivaldría una 34. Al tratarse de un evento y considerando el tiempo de entrega, nos fue imposible cambiarlo, porque suponía quedarnos sin opciones. Me daban la opción de devolverlo, pero no hubiera llegado a tiempo la talla próxima, que de todas maneras era una L que apuntaba a ser una 36, lo que no cambiaba en gran medida la cosa. El resultado fue buscar una persona con esas medidas, cuando habíamos seleccionado un disfraz con una talla algo estándar (M) con la idea de poder contar con más margen a la hora de seleccionar a la persona que lo llevaría.
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